Existe un aspecto clave que separa al que puede tomar el control de su vida de aquel que no está en condiciones de hacerlo. Ese aspecto fundamental es el control que puedas tener sobre tus pensamientos, un tema al cual no se le da habitualmente mucha importancia. Tener el comando de lo que piensas es indispensable por varios motivos, pero dos de ellos son de especial importancia: estar en condiciones de elegir cuáles emociones quieres tener, lo que significa inteligencia emocional, y poder llevar adelante tu trabajo de un modo productivo que te permita alcanzar la superación personal.
La inteligencia emocional es la característica que te permite controlar las emociones. Consiste en tener las emociones que tú quieres tener y no tener aquellas que no quieres. Las emociones surgen de los pensamientos, aunque a veces tan rápidamente que no nos damos cuenta. Por ejemplo, el pensamiento de algo querido que has perdido es lo que te causa dolor emocional.
Una demostración bastante absurda te dará la comprobación de esto que digo. Supongamos que has roto relaciones con una persona que querías mucho; ahora, cada vez que piensas en esa persona, el corazón se te estruja de dolor. El problema es que no puedes dejar de pensar en ella. ¿Qué pasaría si, por efectos de un golpe en la cabeza u otra causa parecida, tuvieras una pérdida de la memoria? El resultado es que no sufrirías más, al menos por ese motivo. Esto te demuestra que es el pensamiento de esa persona lo que te da la oportunidad de manifestar tu dolor.
Si crees que no puedes dejar de pensar en alguien, estás equivocado. Puedes hacerlo si quieres; si no quieres, no lo harás aunque digas a todo el mundo que tu mayor anhelo es olvidar. Lo que pasa es que muchas veces no queremos olvidar, por varios motivos que sería largo considerar ahora. Uno de los mayores inconvenientes que afronta la persona que quiere seguir la senda de la superación personal, es el de ser sincera consigo misma. El cerebro humano, esa máquina maravillosa, nos brinda posibilidades asombrosas que no son percibidas por la mayoría de la gente.
Una de esas posibilidades es la de engañarnos a nosotros mismos, lo cual a primera vista parece imposible. Pero nuestra conciencia puede engañarse, podemos evitar ver lo que no queremos ver y pensar que todo es color de rosa. La persona que quiere superarse tiene que amar, antes que a nada, a la verdad, aunque ésta sea dolorosa. Nadie puede superarse si no se basa en la verdad: la mentira tiene patas cortas, nunca llega muy lejos.
Para poder, entonces, manejar tus emociones y no estar manejado por ellas, lo primero que tienes que hacer es aclarar qué es lo que quieres, qué pensamientos quieres tener y cuáles prefieres evitar. Luego, a través del control de tus pensamientos, podrás tener la anhelada tranquilidad espiritual y disfrutar de las emociones placenteras a las que tengas derecho.
Lo mismo se aplica para tener la posibilidad de realizar alguna tarea provechosa en tu vida. Cualquier objetivo de importancia que te fijes necesitará bastante tiempo para ser llevado a cabo y la única manera de llegar a buen fin es mediante la concentración en las metas que te has propuesto alcanzar. La capacidad de concentrarse en lo que se está haciendo, evitando que pensamientos inoportunos distraigan tu atención, es una de las claves para la realización de cualquier obra de valor.
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