Lo que pienses del mundo, de cómo hay que actuar en él, y de las posibilidades que te brinda, determinará cuáles son los objetivos que te propondrás en tu vida y qué acciones tomarás para alcanzarlos. La manera en que ocupes tu pensamiento influirá en la posibilidad de alcanzar esos objetivos. Debes enfocar tu pensamiento en lo que deseas que ocurra y no lo contrario, o sea en aquellas cosas que no deseas que ocurran.
Si constantemente estás pensando en las cosas malas que tiene la vida, en todo aquello que no deseas que ocurra, y en todas las dificultades que se pueden presentar, te estás colocando en un estado que propicia ese tipo de cosas. Con esto no quiero fomentar la irresponsabilidad, alentar a que las personas se lancen a la aventura sin pensar en cuáles son las consecuencias que pueden tener lo que hacen.
Una de las cosas que más cuesta al ser humano en su camino hacia la superación es entender y poner en práctica la doctrina del justo medio (o del áureo medio). Esta doctrina ha sido universalmente proclamada tanto por los filósofos orientales como occidentales, y es un paso ineludible en la superación personal. Básicamente lo que dice es que hay que evitar todo tipo de exceso, toda clase de exageración.
La tendencia natural que todos tenemos es hacia la unilateralidad, esto es a volcarnos ya sea hacia un costado o hacia el otro en vez de mantenernos en el medio, que es el mejor lugar donde podemos estar. Uno de los tantos ámbitos donde esto se manifiesta es en la actitud con que encaramos la vida: o somos demasiado optimistas, o demasiado pesimistas. Ninguna de las dos cosas es buena.
Existen personas que son irreflexivamente optimistas y descuidan tomar precauciones por si las cosas llegan a salir mal o si experimentan algún tropiezo. Cuando esto ocurre, los encuentra desprevenidos y sin defensa. Por otra parte, existen personas que ven todo en colores sombríos y solamente atinan a pensar en las desgracias que les pueden ocurrir. Es poco probable que estas personas intenten hacer algo para mejorar su calidad de vida.
Tú puedes cambiar siempre y cuando adoptes la actitud correcta: ni un "pensamiento positivo" a ultranza que ve todo de color rosa, ni un pesimismo exagerado que lo ve todo de color negro. Tú no eres tu conducta y puedes cambiarla. La manera de hacerlo es cambiando la manera en que te representas las cosas, lo cual siempre está a tu alcance.
Lo que la mayoría de las personas desea es cambiar el estado en que se hallan. Se encuentran frustradas, furiosas, abatidas, o aburridas, cuando quisieran encontrarse alegres y felices. Para conseguirlo recurren a la comida, a la televisión, o a la droga, en vez de darse cuenta de que lo que tienen que hacer es modificar su conducta.
El principio fundamental que debes entender es que si quieres cambiar las condiciones en que te encuentras, ya sea tu estado de ánimo, tu situación económica, o cualquier otro aspecto de los tantos que se pueden elegir para mejorar, lo primero que debes cambiar es tu conducta. Para cambiar tu conducta, lo primero que debes cambiar es tu actitud, la manera con que enfrentas las cosas.
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