La conducta de una persona se puede considerar desde dos puntos de vista: la conducta general que adopta a lo largo de su vida y la conducta puntual con la que reacciona frente a un hecho circunstancial. La conducta general es la suma de las conductas puntuales, y representa una tendencia que es la que va a determinar cuál es la calidad de vida de la persona. Si bien la conducta puntual puede ocasionalmente apartarse de la tendencia, eso no es importante.
La conducta puntual depende en gran medida del estado de ánimo de la persona. Hay estados que nos estimulan a la acción y otros que nos retraen de ella. Estados estimulantes son la confianza, el amor, la seguridad, la alegría. Estados inmovilizantes son la confusión, la depresión, el miedo, la tristeza.
Un ejemplo que se puede encontrar en las tiras cómicas de cómo el estado de ánimo influye en la conducta es el del niño que tiene que entregarle a su padre unas notas escolares no muy buenas y espera para hacerlo el momento en que el padre está eufórico porque su equipo favorito ha convertido un tanto. Más seriamente, un empleado avispado que tiene que presentar una propuesta a su jefe sabe que el momento adecuado para hacerlo es cuando el jefe está de buen humor.
Todo esto tiene su importancia porque si quieres modificar tu vida tienes que pasar a la acción, y es más probable que lo hagas si te encuentras en un estado estimulante que si te encuentras en un estado inmovilizante. Lo que debe interesarte es saber cuáles son los factores que llevan a estar en uno u otro tipo de estado. De estos factores hay algunos que son de largo plazo y otros de corto plazo; hay los que se pueden modificar fácilmente y otros que cuestan más para cambiar.
Tu fisiología es un factor que influye inmediatamente en la manera en que te sientes y que es fácil de modificar. Existe una relación entre el cuerpo y la mente. Esta relación ha sido bien estudiada y se ha comprobado que funciona en los dos sentidos: el cuerpo influye en la mente y la mente influye en el cuerpo. En este caso solamente nos interesa un aspecto bastante limitado de esta relación que abarca muchos aspectos. Nos interesa saber cómo la fisiología, o sea el funcionamiento de tu organismo, influye en la manera en que te sientes en este momento.
Hay tres factores fisiológicos que son muy importantes en tu estado de ánimo: la tensión muscular, la respiración y la postura. Tu cuerpo puede estar en tensión o relajado, ya sea en su totalidad o en determinadas partes. Tu respiración puede ser tranquila o agitada (aunque también existen otras variantes). La postura se refiere a la manera en que colocas los distintos miembros de tu cuerpo.
Cómo un ejemplo sencillo de la manera en que la fisiología influye en tu estado de ánimo, la próxima vez que te encuentres apesadumbrado o simplemente decaído prueba a hacer lo siguiente. En lugar de estar sentado o acostado, párate, echa los hombros hacia atrás y mira hacia adelante, no hacia abajo. Observarás un inmediato cambio de estado en tu ánimo, de mayor o menor medida según la circunstancias.
Existen también influencias a largo plazo de la fisiología, las que se refieren fundamentalmente al metabolismo, a lo que comemos y como procesamos lo que comemos, si hacemos ejercicio o no, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.